Los síntomas de la menopausia

Todas las mujeres son diferentes y, como resultado, pueden presentar síntomas de la menopausia durante un período de tiempo relativamente corto, o durante diez años o más. Como regla general, algunos han sugerido que la madre de una mujer puede ser un punto de referencia para ayudar a determinar la línea de tiempo de los síntomas de la menopausia. Habiendo notado esto, las hermanas a menudo muestran síntomas muy variables, tanto en la duración general como en la gravedad de la pelea individual.

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La deficiencia y el desequilibrio hormonal en su organismo provoca multitud de síntomas molestos e incrementa considerablemente el riesgo de patologías graves. La Terapia Hormonal Bioidéntica permite recuperar niveles hormonales óptimos sin las contraindicaciones de las hormonas sintéticas. Su organismo dispone de la dosis óptima en cada momento del día y durante varios meses. También puede tratar la menopausia en Sottopelle, puede buscar menopausia tratamiento en la página web.

Los síntomas de la menopausia son eventos biológicos que ocurren naturalmente y forman parte de la progresión natural en la vida de cada mujer que viene con la edad. El conocimiento previo de los síntomas de la menopausia ayudará a facilitar el período de transición. En sí mismo, el conocimiento no aliviará los síntomas de la menopausia, pero ayudará a prepararse mentalmente para la terrible experiencia. El conocimiento puede ayudar a concienciar e implementar cambios en la dieta y el ejercicio, así como planes de tratamiento adecuados antes de la aparición de los síntomas de la menopausia.

Los síntomas individuales de la menopausia se clasifican con frecuencia como leves, moderados, graves o muy graves. Aproximadamente el 15% de las mujeres estadounidenses y europeas presentan síntomas de la categoría muy grave.

Afortunadamente, un porcentaje significativo de mujeres solo padece síntomas leves a moderados. Muchas mujeres eligen controlar estos síntomas por sí mismas sin recurrir a la terapia de reemplazo hormonal (TRH) o bioidénticos. El conocimiento de los factores desencadenantes o catalizadores de los síntomas de la menopausia, junto con una dieta y planes de ejercicio específicamente diseñados y un régimen de vitaminas y minerales en sintonía, pueden ayudar mucho a mejorar los síntomas de la menopausia.

Los cambios tempranos en la dieta y el ejercicio son especialmente importantes. Una de las manifestaciones crónicas asociadas con la menopausia es el aumento de peso, especialmente alrededor de la mitad. Las investigaciones indican que la grasa abdominal (como a veces se la denomina de manera poco halagadora) es uno de los síntomas de la menopausia más comunes y está directamente relacionado con la disminución de los niveles de estrógeno y el desequilibrio hormonal.

La modificación temprana de la dieta y el ejercicio puede ayudar a reducir el aumento de peso alrededor de la cintura en mujeres posmenopáusicas. Esto es importante por varias razones relacionadas con la salud. Las mujeres que aumentan de peso por encima de las caderas corren un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas y ciertos tipos de cáncer. Las mujeres premenopáusicas suelen tener problemas de aumento de peso en las caderas, los muslos y las nalgas. Sin embargo, después de la menopausia, el aumento de peso se traslada con frecuencia a la cintura. Nuevamente, este cambio se ha atribuido directamente a la disminución de los niveles de estrógeno y los desequilibrios hormonales.

Mantener las mismas medidas de cintura que antes del inicio de la menopausia es difícil si uno tiene la mala suerte de mostrar otro síntoma común de la menopausia: los antojos de alimentos y / o bebidas menopáusicas.

Los antojos de comida y bebida de la menopausia son especialmente insidiosos, ya que tienden a anular la propia inclinación natural de limitar o evitar los alimentos o bebidas favoritos personales. Los antojos de alimentos y bebidas de la menopausia están directamente relacionados con los cambios hormonales y la reducción de los niveles de estrógeno. Las mujeres que experimentan estos antojos pueden sentir que tienen poco o ningún control sobre estas indulgencias de placer culpables. Si un aumento de peso superior al 5% puede atribuirse a los antojos de comida de la menopausia, se deben considerar medidas correctivas.

Los sofocos y los sudores nocturnos son probablemente los síntomas de la menopausia más comunes. Los sofocos y los sudores nocturnos pueden variar en duración y gravedad según la mujer en particular. A menos que se tomen medidas intermedias, los sofocos y los sudores nocturnos pueden aumentar (luego del ataque de la menopausia) a medida que los niveles de estrógeno continúan disminuyendo.

Los sofocos y los sudores nocturnos pueden eliminarse parcialmente con la aplicación de ropa y ropa de cama ligeras adecuadas. Las capas son mejores que las capas pesadas individuales. La ropa absorbente ha recorrido un largo camino en la última década a medida que los fabricantes disponen de nuevas telas no absorbentes.

Los sofocos y los sudores nocturnos son los síntomas más irritantes de la menopausia. Los sofocos se han descrito como una sensación de ardor interno de tibio a caliente que se intensifica rápidamente en la cara, el cuello y la parte superior del pecho. Los combates individuales pueden durar hasta 20 minutos y pueden mostrarse con una frecuencia de una a dos horas.

Los sudores nocturnos pueden ser aún más debilitantes a largo plazo, ya que pueden afectar negativamente los patrones de sueño. A las mujeres que experimentan sudores nocturnos de moderados a intensos les resulta muy difícil conseguir una noche de sueño reparador y completo. Es necesario un mínimo de seis a ocho horas de sueño REM ininterrumpido para lograr una buena noche de sueño. Despertarse cada hora a dos horas con episodios de sudoración nocturna no es propicio para este proceso. Los sofocos y los sudores nocturnos se han relacionado directamente con el desequilibrio hormonal y la reducción de los niveles de estrógeno.

Otros síntomas comunes de la menopausia incluyen períodos irregulares, pérdida o disminución de la libido, sequedad vaginal, fatiga, pérdida (o ganancia) de cabello, trastornos del sueño, dificultad para concentrarse, pérdida o lapsus de memoria, mareos, incontinencia, hinchazón, aumento de la sensibilidad alérgica, fragilidad o facilidad. uñas rotas, cambios en el olor corporal, latidos cardíacos acelerados, depresión, ansiedad, irritabilidad, ataques de pánico, sensibilidad en los senos, migrañas, dolor en las articulaciones, sensación de ardor en la boca o lengua o mal sabor de boca, descargas eléctricas, irregularidades digestivas, problemas de encías , encías sangrantes, tensión muscular, picazón en la piel y hormigueo en las extremidades.